Fuiste tomado del polvo, y al polvo volverás

« ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu Palabra » (Salmo 119: 9). Dios nos ilumina es este tiempo: « Pero sucederá que al caer la tarde habrá luz » (Zacarías 14: 7)

Él tiene la certidumbre porque vio las cosas de antemano. Cuando dice algo, para Él, eso se va a cumplir porque ya ha visto la realización de esa cosa antes. La naciones creen que Dios cambia, que el mundo cambia y evoluciona, pero en realidad, nada evoluciona. Solo es que el hombre avanza cada vez más en el pecado.

El hombre permanece hombre. Muchos dicen que el hombre desciende del mono pero eso es una equivocación. ¿Porque el mono permanece mono y el hombre, hombre? ¿La evolución se habrá parado en algún momento? El problema se encuentra en el interior del hombre. Dios formó al hombre a partir del polvo. Dios tiene una manera particular de hacer las cosas.

Génesis 3: 14-19

Lo que Dios declara es lo que se cumple.

Génesis 2: 4-9

Primero, Dios creó el hombre espíritu y, luego, el hombre físico. El cuerpo es, pues, un cuerpo en el cual mora el hombre espíritu. Lo más importante no es el vaso mas lo que está dentro.

2 Corintios 5: 1

El cuerpo es, pue, una tienda. Lo que es importante, pues, no es la tienda sino lo que se encuentra en la tienda. La tienda ha de ser destruida porque debemos volver al polvo. Cuando nos miramos a nosotros mismos, vemos algo exterior pero el verdadero que se ve es en realidad él que está en el interior de ese cuerpo. Por eso, no aborrezcáis a nadie por su apariencia exterior.

1 de Pedro 1: 22

Entrañablemente, es decir, con llama; a no podéis pasaros los unos de los otros.

Efesios 4: 1-3

1 Corintios 13: 1-7

Esta humildad y esta dulzura, no las puedo fabricar. Deben venir de alguna parte. Si llegas a ese nivel, tiene la paz.

1 Pedro 1: 22-25

Vuestras vidas deben dejar rastros sobre la tierra. Tenemos un testimonio que hemos de dar en este mundo. Las envolturas son las mismas pero el interior es ditinto. « Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios » (Juan 1: 12). No somos extranjeros, somos de la misma familia. Somos hermanos y hermanas, tenemos el mismo Padre en el cielo, entonces, ¿porque provocar divisiones? Caminemos juntos. No perdamos nuestros tiempo inútilmente. « No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros » (Romanos 13: 8).

Regenerados, es decir, nacidos de nuevo. Nos llamamos hermanos y hermanas porque hemos experimentado lo mismo. En el pentecostés, comieron la misma comida y esa comida produjo el mismo efecto. Experimentaron el nuevo nacimiento, y pusieron, pues, todo en común. No se puede obligar a alguien a amar al otro pero Dios es quien produce eso. « Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados » (1 Pedro 4: 8). El amor anda siempre con el perdón. Ya no me acuerdo de mi hermano pecador porque le perdono. Lo más importante para Dios, es el amor, pero el amor divino. Incluso en el matrimonio, primero, debes amar a la mujer no por su cuerpo sino la debes amar como tu hermana en Cristo, así pues, cuidarás de ella.

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